Posteado por: Diego Grillo Trubba | 20 junio, 2007

Sonia 00: El día de la patria

Jueves 25 de mayo de 2006.

Ayer vino Sonia 00 a su clase de taller literario. Miro el depto, me resulta extraño que ella haya estado acá. Digo, desde que vivo acá las únicas que entraron, salvo mi alumna que quiere escribir el Harry Potter argentino y la Petisa -otra alumna, casada ella-, fueron profesionales. Y, sin embargo, ayer acá estuvo Sonia 00. Ahí, del otro lado de la mesa. Desayuno, meditabundo. Me pregunto en qué me estoy metiendo. Me pregunto, también, si estoy metido. Sí, ya sé, «estar metido» delata mi edad. Cuando estaba en el secundario -cuando era un ser aún más antisocial que ahora, una especie de rebelde constante, que rechazaba todo sin siquiera conocerlo y que, por supuesto, no seducía una sola compañera de clase, al menos durante los primeros cuatro años- nos preguntábamos, unos a los otros, si estábamos metidos con alguien. Desconozco por qué se dejó de utilizar, esa acepción. Estar metido con alguien es, por así decirlo, una expresión de lo más correcta. Uno se mete con alguien. Se introduce, y no me refiero a la connotación sexual del término -nada más lejano: cuando yo hacía el secundario, pese a no estar de novio con una compañera hasta quinto año, fui el primero de la división que tuvo relaciones sexuales sin pagar, lo cual hoy significaría que ese chico tiene serios problemas (en aquel entonces yo tenía serios problemas, aunque no por eso, aunque ya llegaré en el relato regresivo a ese punto, más adelante, es decir más atrás)-. Uno comienza a detectar las particularidades de la vida de esa persona, y busca resquicios en los cuales introducirse. Coincidencias, por ejemplo. Dolores, por ejemplo. Vacíos como término genérico. Uno lo ve y se mete. De a poco. Si tiene la valentía, claro. En aquel entonces, adolescentes que contabilizábamos la cantidad de veces en que nos masturbábamos cada día -tuve un récord de siete insuperable por mis compañeros, hasta que un día la Chacha llegó con ojos bañados de penumbra, labios temblorosos, y confesó once-, por lo general no teníamos la valentía. Estar metido con era, en aquel entonces, fantasear con ocupar esos vacíos, con meterse en esa vida. Porque cuando uno desea seducir -y ahora sí incluyo la acepción sexual del término- desea entrar en la otra persona. Entonces, ¿estoy metido con Sonia 00?
Primer dato: cuando habla de lo que sufrió con su ex novio, me dan ganas de protegerla.
Segundo dato: cuando me mira fijo a los ojos, me dan ganas de besarla.
Tercer dato: cuando confiesa que le encantó «El código Da Vinci», me dan ganas de matarla.
Cuarto dato: cuando le cuento mis penurias, me dan ganas de que me abrace.
Bebo un sorbo de café.
Sí, estoy metido con ella.

Instalo el Compumap. De alguna forma, deseo que la próxima vez que venga esté todo lo que ella pueda desear. Quizás fantaseo con la posibilidad de que yo sea lo que ella pueda desear.

Me paso el día calculando qué decirle mañana.
Porque, lo tengo decidido, mañana la voy a invitar a salir.


Respuestas

  1. Qué momento!
    sonia 00 sigue siendo compañera de laburo?

  2. perdón, perdón
    es que ya se siente olor a catástrofe, no pude aguantar

  3. Linda imagen, lindo recuerdo lo de «metido»,y si, delata la edad

  4. qué lindo estar metido con alguien, y apretar :O).

  5. Violeta, May,

    estamos viejos. Ya una mención a un detalle de nuestras adolescencias, y nos sentimos nostálgicos.

  6. […] la posibilidad de cobrar por ello). Le da la clase, donde intenta parecer un hombre apasionado. El día siguiente es feriado, y si bien Elemental creyó haber entrado en contacto especial con Sonia 00, no hay comunicaciones […]

  7. Ah, bien, si le encantó el codigo da vinci, si, cagada. jeje


Deja un comentario

Categorías